martes, 15 de marzo de 2016

XV Encuentro Peralejense de Pintura y Poesía

Peralejos de las Truchas (Guadalajara), 14 y 15 de mayo de 2016


Querida/o amiga/o:
     Te convoco al XV Encuentro de Pintura y Poesía en Peralejos de las Truchas (Guadalajara), una cita para el debate y el relax que tiene como objetivo fundamental fomentar la convivencia y el intercambio de pareceres en un ambiente distendido. Las ediciones anteriores, con sus implicaciones estéticas en esas dos disciplinas creativas, abordaron asuntos como el paisaje, el mito, el espacio, realidad y realismo, su declive, el influjo de las nuevas tecnologías, la conciencia artística (el Pouvoir poétique), el yo lírico, la escisión del yo. La propuesta temática para este año es: Poesía y filosofía, que nos sitúa frente a la poesía como pensamiento y al axioma de Wordsworth de que detrás de todo buen poeta ha de haber siempre un buen filósofo.
     El epígrafe, naturalmente, no es en absoluto restrictivo, de manera que, sobre poesía y pintura, también pueden opinar narradores, médicos, psiquiatras, sociólogos, cineastas…
      Si te animas a participar, te recuerdo que en plena Serranía de Molina de Aragón (en las estribaciones de los Montes Universales), a 180 kms. de Zaragoza (a 235 de Madrid, a 260 de Valencia, a 120 de Teruel, a 100 de Cuenca), se encuentra enclavado, junto al río, en pleno Parque Natural del Alto Tajo, Peralejos de las Truchas. El río, allí, hace frontera natural entre las provincias de Guadalajara —a la que Peralejos pertenece— y Cuenca. Es ahí donde nos reuniremos por duodécimo año consecutivo con el propósito de estrechar nuestra amistad primero y debatir, para pactar o diverger acerca de nuestras posturas estéticas, después, rodeados de buen aire y regalados por un paisaje de singular hermosura.
     El compromiso es puramente personal; pero te cito con el ánimo de que estos Encuentros constituyan finalmente un punto de referencia fundamentalmente poético (y utilizo ahora el término en su sentido etimológico) con el que contar siempre para la expansión de nuestro mejor gusto. La única contribución que se solicita es la donación de un libro de poesía (un dibujo o una ilustración, si es posible, en el caso de los pintores) cada vez que acudas a los Encuentros con el fin de dotar a la biblioteca de Peralejos de un fondo bibliográfico que constituya una sección monográfica del género y un fondo artístico de futura exposición permanente. El Ayuntamiento, instado y animado por esta iniciativa, ya está rehabilitando (y no sé si ya concluido) un edificio con esas finalidades.
     Con objeto de organizar la logística y la intendencia, confírmame tu asistencia antes del día 25 de abril (advirtiéndome también si irías o no acompañado) en las direcciones o teléfonos que te señalo al pie. Además, y para poder ajustar las plazas de alojamiento, confirma tu reserva mediante transferencia de 20 € (30 % del importe correspondiente a dos días en pensión completa) a nombre de Purificación Jiménez Lorente en la cuenta 0182 4328 89 0200065857 (BBVA), indicando en el concepto día de entrada y de salida, nº de personas y tipo de alojamiento elegido (habitación o apartamento) antes del 25 de abril.
Os espero
Manuel Martínez Forega
forega@gmailcom
Teléfono: 656 86 62 19
  
PROGRAMA:
DÍA 14, SÁBADO:
9:00 a 13:00: RECEPCIÓN
14:00: COMIDA
17:30: DEBATE
19:00: DESCANSO
19:30: DEBATE
21:00: CLAUSURA
22:00 CENA
DÍA 15, DOMINGO:
10:00: MAÑANA LIBRE. Suele organizarse, entre los participantes, excursiones en coche por libre o en grupos. Cada cual elige la ruta y la compañía  que mejor le parece.
14:00: COMIDA Y REGRESO A CASA.  
TODAS LAS ACTIVIDADES (ALOJAMIENTO, COMIDAS Y DEBATE) TIENEN SU SEDE EN LA “PENSIÓN CASA PURA” DE PERALEJOS DE LAS TRUCHAS.
Para cualquier duda sobre la reserva puedes llamar al teléfono: 949 83 70 08 ó al 659 59 86 33

martes, 12 de mayo de 2015

COPIO AQUÍ LA PREOCUPACIÓN DE LA SOCIEDAD DE PESCADORES "RÍO SORBE" SOBRE LA PROBLEMÁTICA QUE AFECTA A LOS COTOS QUE SE CITAN. TIENEN MUCHA RAZÓN EN LO QUE DICEN Y HAY QUE APOYARLOS. 

Como sabéis el Coto de Cerezo se encuentra cerrado.

El motivo es que los Servicios Periféricos de Guadalajara convocaron cuatro cotos de Guadalajara, La Tajera, Brihuega, Cifuentes y Cerezo de Mohernando, después de terminar la concesión que tiene una duración de cinco años.

Conociendo con antelación la Consejería de Agricultura la fecha de terminación de la concesión, debería haber sacado la convocatoria con el tiempo suficiente para que se hubiese resuelto el concurso antes de la finalización de las concesiones, como se había hecho siempre para estos cotos intensivos desde 1995 y de esta manera no verse interrumpida su actividad.

Tuvimos una reunión en Toledo el 22 de abril, representantes de la Asociación de cotos intensivos de pesca de Castilla la Mancha y de nuestra sociedad para acelerar la adjudicación de los cotos, con el Director General de Montes y el Jefe de Servicio de Pesca, y hubo buena voluntad y se consiguió la adjudicación rápida de los otros tres cotos a excepción del nuestro.

En el caso de nuestro coto, coincidió que había caducado el nombramiento de sociedad colaboradora y presentamos la solicitud de renovación el 17 de marzo de 2015, antes de terminar el plazo de solicitud de los cotos que era el 17 de abril, ante los Servicios periféricos de Guadalajara y el nombramiento se produce por el Director General a propuesta de Guadalajara, pero la responsable de pesca no tramita y demora la propuesta y no se produce el nombramiento de sociedad colaboradora y consiguiente adjudicación del coto de Cerezo.
Hoy 5 de mayo hemos tenido otra reunión con el jefe de Montes de Guadalajara y la responsable de pesca (Ana Ballester) para conocer  la situación del expediente y nos ha pedido más documentación complementaria que hemos presentado hoy mismo. Pero que no sabe cuando lo va a resolver, porque tiene mucho trabajo, y si será el informe favorable. 

Esta funcionaria es sobradamente conocida por su posturas integristas y contrarias a los cotos intensivos, al control de los cormoranes que tanto daño hace a los peces, a la práctica de la pesca y a los pescadores.
Además se han hecho muchas otras gestiones para lograr solucionar este problema, que obviamos para no extender demasiado esta carta.

El coto puede estar cerrado por tiempo indefinido o incluso no llegar a abrirse nunca.
Ante esta situación, la Junta Directiva está cansada de tantas trabas burocráticas y se ha propuesto por algunos miembros de la misma el denunciar la mala gestión de la pesca en Guadalajara ante los medios de comunicación (radio, prensa, televisión y revistas especializadas) y hacer una concentración y/o manifestación en Guadalajara desde la sede de Agricultura hasta la Delegación de Junta de Comunidades de Castilla La Mancha para la tarde del día 22 de mayo de 2015.

Queremos saber si estáis de acuerdo con estas iniciativas o si queréis proponer otras alternativas u otras complementarias y si podemos contar con vosotros para llevarlas a cabo.

Nos jugamos mucho en estos días.

Saludos Jose Ignacio Carretero Mata
Presidente de la Sociedad de Pescadores Río Sorbe.

martes, 25 de septiembre de 2012

Nueva mortandad de truchas en el Parque Natural del Alto Tajo, esta vez en el río Gallo



El Gallo cerca de Prados Redondos
Truchas muertas en uno de los charcos ya sin oxígeno y
a punto de secarse. Éstas son algunas de los cientos
de truchas que podían todavía observarse. El resto
lo fueron devorando las alimañas.

El año pasado la Sociedad de Pescadores “Río Gallo” de Molina de Aragón denunció ante la Delegación Provincial de la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente en Guadalajara la mortandad de miles de truchas comunes en el río Cabrillas a consecuencia de la sequía. Este año se ha hecho lo mismo debido a las análogas circunstancias que han concurrido en el río Gallo a su paso por los términos de Pradilla, Prados Redondos y Chera. Se ha denunciado no sólo por nuestra condición de pescadores afectados, sino —y más importante— porque es nuestra obligación moral como ciudadanos advertir a los poderes públicos de este tipo de contingencias, las cuales no afectan sólo a la pesca, sino al entorno social y ocasionan graves consecuencias al medio natural. Fueron los propios agentes medioambientales y algunos pescadores quienes primero detectaron tan preocupante situación cuando había tiempo más que suficiente para paliarla. La Sociedad de Pescadores “Río Gallo”, por medio de su presidente José Villanueva, remitió urgentemente escrito de denuncia a aquella Delegación a la vez que solicitaba la toma de medidas para poner a salvo los cientos de truchas fario que, de otro modo, morirían. Y así fue, murieron, pues, como el año pasado, la Delegación hizo oídos sordos a la demanda de la Sociedad de Pescadores, y no empleamos aquí la metáfora a humo de pajas, sino, antes al contrario, en su sentido literal, puesto que la Delegación ni siquiera se molestó en responder. Sí lo hizo en conversación informal argumentando que la sequía era un fenómeno natural y que, por mor de las —debió pensar el comunicante— leyes inexorables de la naturaleza, esas truchas “debían” morir. A lo que nuestro receptor —con mejor criterio— preguntó si, por la misma inexorable razón, se dejaría arder el monte como consecuencia de un fenómeno también natural como la caída de un rayo.
Nosotros nos preguntamos por qué ese empeño en que las truchas mueran, pero nos negamos a admitir que ese empeño sea voluntario. Pensamos más bien que —como describía Franz Kafka— nos enfrentamos a un conjunto de “animales administrativos” cuya condición, acaso también natural, se defina por la dejadez, la incuria, la galbana...
Lo que el ciudadano debe saber es que las situaciones que relatamos aquí afectan a un paraje regido por normas especiales y de especial cuidado como es el Parque Natural del Alto Tajo.
Y debe saber también el ciudadano que las actuaciones de la Administración Autónoma están informadas por la Ley 1/1992 de Pesca fluvial que, en esta materia, ella misma promulgó para su territorio, cuyo Título I, artículo 1º, señala como un principio general “la protección, conservación, fomento y ordenado aprovechamiento de los recursos de pesca en todos los cursos y masas de agua” y cuyo Título III se dedica íntegramente a “la protección del medio acuático y de las medidas conducentes a la preservación de los hábitats de las especies de pesca.” Aquí manifestamos que esto no se ha hecho.
Lo dijimos la vez anterior y lo reiteramos ésta: esas mortandades adquieren auténtico rango de catástrofe desde el punto de vista social y medioambiental y la responsabilidad de su corrección es de la Administración. Esta responsabilidad se supedita a una escala jerárquica y cada escalón tiene nombres y apellidos. Más aún cuando (al menos en los casos denunciados) la Ley que citamos en el párrafo anterior se incumple.

lunes, 26 de septiembre de 2011

El Fortunato


En 1960 (tenía yo ocho años), oí decir en Molina a Fortunato: “He visto a un pescador con una caña muy pequeña que llevaba en el hilo un trozo de hierro ¡y pescaba truchas! ¡Las truchas se ‘comían’ el hierro!” Conservo nítidamente en mi memoria las palabras y la imagen de aquel afable pastelero y pescador de lombriz con cañón de cuatro metros. Lo que Fortunato no sabía era que aquel otro pescador “con caña muy pequeña” (de pesada fibra de vidrio,) era un puertorriqueño que estudiaba Medicina en Zaragoza y que acompañó a mi familia un verano para conocer Molina. Manuel −que así se llamaba− vivía en Springshow, estado de Georgia, en EE.UU, donde se hartaba de pescar black bass con cucharilla (con “cucharita”, como entonces se llamaba). Para él, resultaba natural este tipo de pesca; sin embargo, era sorprendente para Fortunato.
            Las técnicas han cambiado muchísimo en poco tiempo. Los pescadores también. Y, las truchas, no digamos: Si no se actúa con urgencia, es muy probable que en mucho menos tiempo del que ha pasado entre las palabras de Fortunato y éstas, la trucha común corra en España la misma suerte que el lince. ¿Pensó alguien, por ejemplo, que desaparecería el cangrejo autóctono?
            Pero este preámbulo no es sino mero pretexto para considerar, precisamente, las consecuencias de determinadas actuaciones que se ejercen sobre el río. Podría haberme remontado a las sugerencias de Diego de Torres Villarroel o de Isaac Walthon, ambos, además de magníficos escritores dieciochescos, pescadores vocacionales cuando había truchas por doquier; seguro que su ocio era bastante más atractivo y muchas de sus advertencias pondrían hoy en tela de juicio prácticas condenables que, aun compartidas por algunos desaprensivos pescadores, apuntarían directamente a la Administración, a sus leyes de vedas, a la permisividad que muestran las autoridades con los vertidos contaminantes; con las compañías eléctricas ―denunciadas pero sordas―; con los cauces cedidos a las piscifactorías; con la perversidad ambigua de la “pesca científica” que, como técnica avanzadísima (“científica”, nada menos, se llama)  para sí guardan los gestores mediambientales, quienes, por lo general, muestran −el hábito no hace al monje− una preocupante ignorancia. Esta técnica tan pomposamente dicha “científica” consiste, lisa y llanamente, en electrocutar a las truchas, capturarlas a porrillo y llevárselas a no se sabe dónde (oír, se oye de todo). Por lo tanto, además de someter a las truchas a tortura, tiene como “benéfica” finalidad desnudar a un santo para vestir a otro o a otros y, encima, sin contraprestación: El santo desnudo, desnudo queda, para su vergüenza y tiritando. Cierto es que se hacen estudios sobre poblaciones, grado de pureza genética y reserva de reproductores, pero me temo que tales análisis sirvan sólo para comprobar los efectos que tienen todas aquellas prácticas citadas −repito: prohibidas y frecuentísimamente no sancionadas− en la supervivencia, vitalidad y progreso de la especie.
            Uno se pregunta si, en efecto, será esa su finalidad y no otra, pues a la vista está que la población de truchas ha disminuido sustancialmente, y es éste un criterio generalizado entre los pescadores (¿no han llegado a la misma conclusión los “científicos”?; y, si lo han hecho, ¿qué medidas piensan tomar? ¿Tienen ya alguna en su cartera? ¿Cuál?). De momento, lo que sí se observa es que, desde hace demasiado tiempo, la guardería de los cotos y del río en general brilla espléndidamente por su ausencia (en el río Gallo, no obstante, este aspecto ha mejorado notablemente con la presencia de jóvenes guardas forestales que se toman muy en serio su tarea. Que dure, por favor, que dure). Un dato: mi experiencia personal me dice que, en los últimos diez años, sólo dos veces se me ha requerido la documentación en los ríos de Cuenca y de Guadalajara, a los que me acerco unos treinta días al año; en Huesca, sin embargo, se me ha solicitado cuatro veces en el último año, incluso en zonas casi inaccesibles como pueda ser el coto de Bujaruelo. El contraste me parece más que ilustrativo del interés y el cuidado que se presta a la pesca deportiva por unas autoridades y otras, en unas Comunidades y otras.
            Es verdad que el furtivismo hace mucho daño y, por ello mismo, debe ser perseguido; y todos sabemos que el único poder disuasorio que entiende el furtivo es la vigilancia y la sanción correspondiente en su grado pertinente de severidad. Sin embargo, no es el furtivo el pescador que abunda. Tengo la certeza de que existe entre los pescadores una mayor preocupación por la conservación que por la agresión, y son hoy mayoritarias y palpables las conductas que tienden hacia el concepto estrictamente deportivo de la pesca y el uso de técnicas y señuelos menos agresivos. Ahora bien, de esto no puede jamás colegirse que la Administración deba aplicar a la mayoría los criterios que sí debe imperativamente ejercer sobre aquella minoría de furtivos. Asistimos actualmente a la consideración del pescador deportivo como un implícito violador de las normas, como un “tapado”, como un sistematizador del delito, como si fuera él el responsable de la decadente fisonomía biológica de los ríos: El trato, el lenguaje utilizado, las maneras (al menos, en lo que a mi experiencia concierne) distan mucho de ser las que debería exigirse a una elemental cortesía, al entendimiento, a la introspección del prójimo, porque sí, debo decirlo: De las dos veces que en esos diez años se me pidió la documentación, en una de ellas (¡tiene miga la cosa!) fui sancionado “por no llevar conmigo la licencia de pesca”; por habérmela dejado en el coche, cuestión de esperar diez minutos, vamos. El S.E.P.R.O.N.A. aplicó a rajatabla la norma, pero −lo advirtió sabiamente Valle-Inclán− la norma jamás puede estar por encima de la razón. ¿Con qué criterio puedo yo juzgar la actuación, en este caso, intransigente de la autoridad cuando sé que otras conductas verdaderamente graves, gravísimas, quedan sin sanción, cuando muchas empresas contaminantes siguen contaminando, cuando muchas centrales eléctricas y piscifactorías siguen mermando los caudales ecológicos, cuando el furtivo sigue ejerciendo despiadadamente su furtivismo? Las leyes de vedas siguen restringiendo, sobre todo, el uso de señuelos y el número de capturas permitido, con lo cual cabe pensar que no disponen de otros criterios de conservación, que carecen de la imaginación suficiente para habilitar otras actuaciones, que siguen ignorando la necesidad de, entre otras medidas, vigilar los ríos como se vigila el monte. Formo parte de un grupo numeroso de pescadores que ha denunciado por escrito cuantas circunstancias vengo exponiendo ante la Delegación de Medio ambiente de la provincia de Guadalajara. La respuesta no pudo ser más desalentadora, tanto que resultaría ocioso reproducirla aquí.
La gestión consorciada de los cotos de pesca es un sistema que ha dado y está dando excelentes resultados en la Comunidad aragonesa (hablo de lo que conozco). Pero es que además resulta ser una opción que la lógica deslinda sin ningún género de dudas: Parece obvio que la intervención de las sociedades de pescadores en la gestión de los cotos no sólo facilita el trabajo de la Administración, sino que beneficia las políticas de conservación y repoblación de la especie y el seguimiento, estudio y control de los ríos, de sus aguas, de su entorno. Basta con aplicar a esa lógica pura el criterio del interés del pescador (y, en consecuencia, su mayor implicación y ponderación) para aseverar su certeza y, por lo tanto, sugerir la generalización de este modo de administración de los ríos.
Y, ahora, una opinión bombosa, para que se me eche a los perros o, cuando menos, se me arrojen los ladridos de aquellos gozques que citaba Góngora contra sus enemigos literarios. Y digo: Que acaso sería bueno ir pensando en modificar, en cada caso, el régimen de los cotos y de los tramos de río “con muerte / sin muerte” sometiéndolos a una alternancia por períodos a determinar (tal vez períodos quinquenales). Estudios recientes (Enzo del Barco, en Argentina: Diametralidad de la conducta en la trucha “abyss”, 2004; Stephen McGregor, en Gran Bretaña: Conduct and Conductivity in the Stressed Trouts, 2005) han concluido por apuntar la estrecha relación existente entre reiteración, aprendizaje y oposición en la biogénesis de la trucha. Tanto Del Barco como McGregor han llegado a la misma conclusión en sus estudios sobre ejemplares diferenciados y en geografías opuestas, lo cual resulta muy significativo. Pero qué quiere decir eso de “reiteración, aprendizaje y oposición en la biogénesis de la trucha”; pues, en roman paladino, significa que las truchas, sometidas a un mismo condicionante pernicioso o negativo, no sólo lo aprenden, sino que eluden su respuesta y transmiten genéticamente esta conducta a su descendencia. Un ejemplo que todo pescador comprenderá en la práctica es que el uso reiterado de una determinada técnica de pesca y con un determinado señuelo (éste sería el “condicionante”) llega a ser “conocido” y sus efectos negativos (¿) “aprendidos” por las truchas; luego, rechazado y, por fin, transmitido biogenéticamente. Se trata, en consecuencia, de la más que sabida adaptación al medio como factor imperativo de la evolución. Nada raro, vamos.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Catástrofe ecológica en el Parque Natural del Alto Tajo en Guadalajara

Una nueva defección cuyas consecuencias ha sufrido, esta vez, el río Cabrillas, tributario del Tajo, en Guadalajara. La inacción y desidia de la Administración autonómica, culpable.


El cauce del Cabrillas junto al puente de piedra 
en la carretera autonómica hacia Peralejos.
Ciertamente, más parece un camino rural que un río.

El río Cabrillas, uno de los pocos ríos prístinos que quedan en nuestra geografía, proverbial vivero de truchas, hábitat cuya pureza ha sido axiomáticamente ponderada, ha sufrido a consecuencia de la inclemente climatología de los últimos meses— una drástica sequía en un tramo de siete kilómetros (desde su paso por Megina hasta los molinos próximos al puente de piedra de la carretera autonómica). La mortandad de alevines y truchas adultas se cifra en torno a diez mil ejemplares, pero es éste un cálculo optimista mientras el daño, exponencialmente, es incalculable.
La trascendencia de este "accidente" debe considerarse no sólo desde el hecho en sí mismo, sino y sobre todo desde la nula responsabilidad mostrada por las autoridades administrativas. El río Cabrillas se encuentra dentro del Parque Natural del Alto Tajo, espacio, pues, de especial protección de todos sus hábitats. La Administración debería haber previsto esta contingencia; los agentes medioambientales destacados en esa zona deberían haber advertido de la situación del río y proponer la necesarias medidas preventivas. Nos consta que, de facto, esa advertencia se hizo por parte no sólo de un agente medioambiental, sino también por algunos pescadores que transitaban por las inmediaciones. El aviso se remitió a la dirección del Parque Natural y a la sección de caza y pesca de la Delegación de Agricultura de Guadalajara; sin embargo, se desoyó cuando la catástrofe aún podía haberse paliado en buena medida.
El hecho sustancial es que, estadísticamente —y debido a las especiales características del curso del río en ese tramo—, este fenómeno se produce cíclicamente en parecidas condiciones climáticas; es decir, que la Administración disponía de datos previos; sabía que podría ocurrir y no hizo nada. La primera conclusión es que ha existido un fallo en cadena producto de la impertinente y ya vieja incuria que soporta esta zona del Alto Tajo y que la Administración no puede escurrir el bulto. Es, concluyentemente, culpable. Y la gravedad es mayor cuando, por las especiales características del Parque Natural, se cuenta —o debería— con más y mejores medios técnicos y humanos.


El mismo cauce 5 kilómetros ¿aguas? arriba, en dirección a Megina


Pero lo que viene ya siendo "natural" en la actuación de la Administración autonómica en el entorno del Alto Tajo (y es ésta la conclusión segunda) es una sistemática falta de guardería, hecho oportuna y reiteradamente denunciado por activa y por pasiva, por particulares y por sociedades deportivas sin que se haya hecho nunca el menor caso. Si los medios con que se cuenta están destinados en su inmensa mayoría a prevenir los incendios, la incuestionable bondad de esta profilaxis no debe desviar la atención que con igual rigor merece la vigilancia de nuestros ríos. El caso presente del río Cabrillas es una muestra de que hay veces (muchas ya) que el bosque no nos deja ver el árbol y, desde luego, es una prueba determinante de que la vigilancia sobre el río es nula, lo prueba de forma irrefutable el que nadie moviera un dedo teniendo conocimiento del extremo peligro que corría el río Cabrillas en una situación como la que se ha producido.
Responsables los hay, eso es seguro, y también sabemos dónde están. Es nuestra obligación exigir que den la cara y a la jerarquía correspondiente exigirle medidas correctoras que depuren la responsabilidad en este tipo de desmanes que deterioran nuestro entorno de forma irreparable.


El Cabrillas, por la misma pista hacia Megina, 2 kms. cauce arriba.

martes, 22 de febrero de 2011

Año Europeo del Voluntariado

El próximo día 1 de marzo, con motivo de la celebración del año Europeo Voluntariado 2011, tendrá lugar en el Palacio del Marques de Salamanca (Madrid), la Jornada de Medio Ambiente, con una importante presencia del Programa de Voluntariado en ríos, con stands de muchas de las organizaciones participantes, proyección de vídeos, experiencias de voluntariado etc.


sábado, 8 de enero de 2011

Una carta con muy buenos argumentos de nuestro amigo Jesús Soriano

Estimado Sr,

Por la presente, pedimos la retirada del Art 25. Punto 4 del Borrador de la Ley de Pesca de Castilla y León Oct-2010.

Es inadmisible que se pretenda reemplazar la pesca de la trucha en tramos libres (con talla mínima, cupo de capturas y resto de restricciones) por la acción de captura y suelta en todos los ríos castellanos y leoneses. Ello va a suponer unas consecuencias impredecibles y graves desde todos los puntos de vista, social, económico y medio ambiental, máxime teniendo en cuenta la gran variabilidad y potencialidades hidrológicas y biológicas de los ríos castellanos y leoneses.
Un análisis más exhaustivo de este Borrador de Ley requiere tiempo y no podemos llevarlo a cabo en el periodo de tiempo fijado por la CCAA para exposición pública y comentarios de la norma citada. Estamos dispuestos a colaborar más en el debate público si se da tiempo para ello.

La justificación de la eliminación del referido Punto del Artículo la solicitamos en base a los siguientes argumentos:

- Prohibir los tramos libres de pesca regulada en una Ley de aplicación general, total y para siempre hasta que no se apruebe otra Ley de pesca NO tiene en cuenta la enorme variabilidad de situaciones y capacidades de potencial ictio-génico en cada rio y más aún, en cada tramo de rio. Determinados tramos puedan mantener productividades de salmónidos que hagan plenamente compatible el aprovechamientos de pesca en régimen de pesca con acceso libre, fijando unas adecuadas tallas mínimas y cupos diario de capturas, como siempre se ha hecho , todo ello según la capacidad biogénica del medio que sustenta esas poblaciones de salmónidos, demostrable a través de inventarios piscícolas.

-Esta medida no va a traer como consecuencia (si era eso lo que se pretendía) una mejora de las poblaciones trucheras. Al contrario provocará tensiones y conflictos incontrolables para las autoridades tales como situaciones de ilegalidad, conflictos sociales, sobrepesca en cotos intensivos y de régimen tradicional, furtivismo, etc….además del abandono de la pesca por muchos ciudadanos. El número de licencias y de Permisos podría disminuir en un porcentaje muy notable y, colectivos como los jubilados o los nuevos aficionados, verían frustradas sus expectativas a la hora de iniciar una actividad que es socialmente muy importante para ellos.
-Solo mejorando la calidad del medio y de los ecosistemas acuáticos se producirá la deseada mejora de las poblaciones de trucha común y su “cortejo” faunístico asociado (insectos). Esta es la única solución al declive de la especie Salmo trutta fario. Urge aplicar y ejecutar un plan de medidas que mejoren el medio sin sacrificar un recurso como la pesca regulada, tomándola como única culpable de la situación cuando no lo es ni mucho menos.

-Debe ser prioritario, muy por encima de la prohibición de la pesca regulada en tramos libres , la mejora de las poblaciones ejecutando acciones necesarias para llevar a cabo repoblaciones con genotipos autóctonos, o el necesario control de la contaminación física (erosiones por escorrentías) y química (controles de vertidos), demolición de presas , azudes y otros obstáculos inservibles, control predadores alóctonos o en situación de explosión poblacional, ocupación excesiva del biotopo por otras especies de menor calidad biológica, imposición de infracciones y agresiones al dominio público hidráulico (detracciones de caudal, servidumbres obsoletas de captación de aguas), caudales demasiado cambiantes o fluctuante sin garantía de los mínimos ecológicos, alteraciones de la fauna, bentos, regímenes hidrobiológicos no naturales y dañinos. Y por supuesto, guardería a pie de rio para controlar ilegalidades, multando a quien pesque truchas de forma ilegal, ahí siempre estaremos los pescadores responsables ayudando a los agentes forestales. Pero si se nos prohíbe pescar de forma regulada esa labor ya no la podremos hacer.
Finalmente agradecemos a los técnicos del área de pesca fluvial de la Junta de CyL que nos han atendido por teléfono, las indicaciones dadas para enviar estas observaciones a la autoridad competente y enviamos copia a sus delegaciones provinciales.